Tomo rumbo Marrakech, pero no voy
tranquilo. La moto hace “raros”, culea, no se adhiere bien a la
carretera. Paro en un taller y confirmo una de mis suposiciones : las
ruedas tienen excesiva presión. Casi un kilo mas de lo normal. Quizá
el calor, quizá un potingue que llevan las cámaras para prevenir
pinchazos...quien sabe.
El caso es que la moto con la presión
adecuada en sus ruedas sigue dándome “malas sensaciones”. Ruedo
con precaución hasta Ouarzazate, donde hago noche.
Esta vez no voy a patear la medina , ni
“casco vello”, ni old town.
Zona nueva, ciudad moderna, limpia,
ordenada. Alamedas, avenidas, parques, cafeterías, gente educada. Me
sorprende (gratamente) Ouarzazate. Ceno al aire libre en una terraza
viendo el mundo pasar.
Ouarzazate-Marrakech.
La etapa planeada para hoy no es
excesivamente larga, pero si dura. Consiste en cruzar otra vez las
montañas del Atlas, pero en esta ocasión de Sur a Norte.
Madrugo
para hacerlo.
Por el camino, me vuelve a parar la
policía. El ritual es el mismo, que si soy del Barça o del Real
Madrid. Esta vez no acierto, los dos “guripillas” son del Barça
y pretenden que les de 700 dirhams, unos 70,00 euros, una cifra
disparatada para Marruecos. Regateo, discuto, me enfado... y
finalmente me sacan 20,00€. Un atraco en toda regla. Me siento
humillado.
Mas tarde me cuentan que la tarifa de
ese tipo de “atracos” policiales es de 100 dhm (10,00 €). Es
normal llevar un billete de 100 listo por si te paran. Se lo das
discretamente y sigues viaje. Si hubiera regateado 10 minutos mas
solo me robarían eso... en fin......
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Ait Ben Haddou |
Me desvío de la carretera para ir a
ver la kasbah de Ait Ben Haddou. Alli conozco a Jamal, antes llamado Pablo,
es de Vallecas, pero vivió bastantes años en Galicia.
Se convirtió al Islam, se cambió de
nombre, se dejó barba, se puso una chilaba y se fue a vivir a Ait Ben Haddou donde se dedica a vender artesanía y “rosas del desierto” a
los turistas que van (vamos) a visitar la kasbah, que es patrimonio de
la humanidad.
Me cae bien Jamal. Charlamos de lo
divino y de lo humano entre te y te. Son casi las 2 de la tarde y
tras una visita corta a la kasbah enfilo hacia las cimas del Atlas.
Ruta espectacular : curvas, pendientes,
barrancos, montañas, baches, camiones. El paisaje sobrecogedor . Los colores van cambiando : verde, amarillo, marrón. Todavía se ve
nieve en algunas cumbres.
Me hago la foto de rigor en la cumbre
¡¡2260 metros de altitud¡¡ , cumbre del Atlas por carretera.
No está mal para un novato. Hace 6
años no había montado nunca en una moto. Aprendí a conducir por
teléfono (no es broma). Un amigo me explicó cual era el embrague y
como se metían las marchas.
El descenso, aun acojona mas. Curvas y
mas curvas en carreteras sin protección al borde de inmensos
barrancos.
Por fin, llego a Marrakech. La
moderna, caótica, luminosa, cosmopolita, exuberante, envolvente,
agotadora, ruidosa, sofisticada, glamurosa, colorida, bulliciosa, fascinante .... Marrakech.
¡¡Ostias, el hotel que había
reservado esta mañana por internet, resulta que es un 4 estrellas¡¡
Es cierto que 4 estrellas en Marruecos
no son exactamente como 4 estrellas en España, pero dos “botones”
con uniforme, sombrero de plato y chorreras en los hombros insisten en
llevarme la mochila de la ropa sucia a mi habitación. Accedo, que remedio.
Hotel Amine...25,00 € noche. Me ducho
y me voy a la plaza (mi plaza) de Djema Fna.¡ El ombligo del mundo¡